El domingo 29 de septiembre nos dejó físicamente nuestro Decano Juan Pablo Abratte. Fue la primera autoridad de la FFyH elegida por voto directo en junio de 2017, junto a Flavia Dezzutto como vicedecana . Su compromiso con la Facultad de Filosofía y Humanidades y la universidad pública fue permanente a lo largo de su trayectoria institucional y política.
Desde sus inicios como estudiante en la Escuela de Ciencias de la Educación, Juan Pablo mostró un profundo compromiso con nuestra institución y una defensa inclaudicable de la educación y la universidad pública, laica y gratuita, que se vio reflejado en todo su camino y en los lugares que ocupó en ella.
Hasta su fallecimiento, ocurrido el domingo 29 de septiembre en la provincia de San Luis, Juan Pablo era Profesor Adjunto por concurso de Historia de la Educación Argentina, tarea que combinaba con su presencia al frente del Decanato y que no podía dejar, pues, sin dudas, enseñar era una de sus pasiones. De hecho, muchos recuerdan que pese a tener poco tiempo, él dirigía las tesis de grado de estudiantes que se lo solicitaban.
Además de Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación, Juan Pablo era Magíster en Ciencias Sociales por la UNC y Doctor en Ciencias Sociales por FLACSO. Primero fue Consejero estudiantil y después, cuando accedió a la docencia, fue Consejero en la Escuela de Ciencias de la Educación y Consejero Docente en el Consejo Directivo de la FFyH. También fue Secretario Académico de la Especialización en Pedagogía de la Formación entre 2010 y 2012 y se desempeñó como Secretario Académico de la Facultad durante las dos gestiones de Diego Tatián en la FFyH.
En el ámbito de la Universidad Nacional de Córdoba fue Director del Programa de Articulación con el Sistema Educativo, y Director del Programa de Planificación e Innovación Académica en la Secretaría de Asuntos Académicos de la UNC, entre 2007 y 2010.
Numerosas publicaciones y reflexiones suyas están vinculadas a una crítica a la reforma neoliberal del Estado y las consecuentes transformaciones y regulaciones en el campo educativo, con especial énfasis y preocupación por problemáticas específicas de la universidad, la escuela secundaria y la formación docente. Su actividad intelectual lo constituyó en un referente nacional sobre estas temáticas e invitado permanente a eventos académicos y foros de discusión en ámbitos universitarios, gremiales y de organizaciones sociales.
El compromiso con la Universidad Pública fue permanente, y su posicionamiento político-académico se ha expresado en sólidas argumentaciones que sirvieron de base para orientar acciones contra la Ley de Educación Superior, además de participar en múltiples instancias de debate académico y político, como en las luchas universitarias por su derogación.
Su preocupación por la escuela pública fue continua, destacándose sus intervenciones desde el espacio universitario para abordar temas sensibles a la sociedad en general, a la docencia y al sistema educativo. Por eso participó de los debates educativos actuales -de cara a las cruciales elecciones nacionales en curso-, como el del 24 de agosto realizado en Entre Ríos, en la histórica Escuela Normal de Paraná. (Descargar Conferencia «Prácticas, discursos y problemáticas necesarias en una formación docente emancipadora»).
En su mirada institucional y en relación con estudiantes siempre se caracterizó por su activa participación en proyectos político-académicos dedicados a cuidar sus trayectorias y atender sus situaciones sociales y laborales, promoviendo la mejora de sus condiciones de cursado. Juan Pablo impulsó hasta el cansancio el diálogo entre los distintos sectores políticos de la Universidad, el intercambio entre Facultades y entre los distintos claustros de nuestra unidad académica. Alumno y discípulo de María Saleme de Burnichón, encontró en la gran maestra popular un faro donde mirarse y pensar la educación. Semanas antes de su muerte tuvo el privilegio y la felicidad de poder homenajearla por el centenario de su nacimiento, en una actividad que colmó de recuerdos y emoción las paredes del Pabellón Venezuela
Desde la reflexión intelectual y la práctica política-institucional, batalló para que la educación superior sea considerada un derecho humano y un bien social que el Estado debe garantizar, de la misma manera que peleó por la revalorización del trabajo docente en todos sus niveles frente a la amenaza de los proyectos neoliberales que buscan minar la tarea del/la maestro/a.
“Enfrentamos perspectivas que conciben la formación profesional como formación instrumental o en competencias, instrumentación técnica o como un compendio teórico-práctico de procedimientos para responder a las demandas inmediatas del mercado laboral y que resulta pasible de reducirse a una serie de operaciones cada vez más transferibles mediante recursos tecnológicos, enlatados pretendidamente pedagógicos, globos de ensayo o escenarios artificiales de simulación. Esas experiencias pierden sentido si reducen la experiencia universitaria, si le hacen perder a la universidad pública su potencial crítico y la capacidad de formar ciudadanos; su conciencia política y sensibilidad social y cultural; como también la militancia académica, ética y política”, escribió en su último discurso de colación de grado y posgrado como Decano de esta Facultad.
Desde su militancia estudiantil, acompañado por su entrañable compañera de vida, participó en todas las marchas del 24 de marzo y en todas aquellas acciones que tuvieran que ver con la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Desde su puesto en la Facultad, militó para que los Derechos Humanos sean una temática que atraviese horizontalmente los contenidos curriculares de la Facultad. Lo mismo hizo con las temáticas de Género y Diversidad, otro de los sellos que dejó en su gestión como Decano.
“Escuchás, siempre escuchás; a veces en silencio, ese silencio que siempre es atención profunda”, escribió su amiga Marcela Pacheco en una carta, cuando Juan Pablo comenzó la campaña para las elecciones de Decanato en 2017.
“Quiero decirte que estoy segura que vas a ser un gran Decano, que tu historia lo avala, siempre estuviste del mismo lado haciendo muchas, muchas cosas pero en el fondo una sola: honrando un legado en el que la educación es ese acto político emancipatorio, amoroso, de cuidado de la humanidad”, resaltaba Marcela sobre su amigo y colega, sintetizando el sentir y el pensamiento de quienes lo conocieron, trabajaron con él o sintieron en Juan Pablo a un compañero, a un militante de la inclusión y la igualdad social y cultural.