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Opinión
Cepia: para abrir la mirada
Por primera vez desde su creación en el 2002,
el Centro de Producción e Investigación en Artes (Cepia)
tiene una gestión propia elegida por votación. Carina
Cagnolo, flamante directora de este espacio, habla de los recorridos,
búsquedas y desafíos de este centro destinado a promover
la reflexión y la producción artística de la
Facultad. “Nos proponemos abrir la mirada hacia los procesos
en permanente transformación de la cultura actual y promover
una relación participativa con la comunidad, revalorizando
el protagonismo que la UNC tiene en los procesos culturales de nuestra
ciudad”, expresa.
El Centro de Producción
e Investigación en Artes (Cepia) tiene una historia tan corta
como errática. Inaugurado en el año 2002, fue creado
con el fin de albergar, gestionar y dar a conocer las producciones
e investigaciones artísticas provenientes de los cuatro departamentos
(Música, Cine y Televisión, Plástica y Teatro)
de la Escuela de Artes, como así también presentar
producciones artísticas provenientes de otros ámbitos
a la comunidad de la Escuela.
Sin embargo, desde entonces, la creación y puesta en funcionamiento
del Centro como institución se ha visto obstaculizada por
diversos factores: la falta de una reglamentación propia
impidió, durante años, que el Cepia constituyera su
gobierno y así implementara políticas de gestión
propias. Esto sumado a la inexistencia de un presupuesto capaz de
sostener el funcionamiento del centro y de ayudar a promover la
producción, gestión y difusión de actividades
artísticas.
Estos factores facilitaron la dilución de la misión,
presentando la imposibilidad de comunicar claramente qué
es el Cepia y cuáles son los objetivos de su funcionamiento
en nuestra comunidad.
Más allá de esta problemática particular, a
pesar de su funcionamiento deficiente, el centro desde su creación
ha sido un espacio simbólico importante: es el lugar desde
donde nuestras prácticas pueden proyectarse hacia la comunidad,
donde la vinculación con campos y agentes no universitarios
se harían posibles, donde la producción artística
y teórica deja de ser una práctica endogámica,
hacia adentro, hacia nuestros pares más cercanos, para convertirse
en objeto capaz de producir comunicación de sentido, dentro
de los condicionamientos sociales propios de nuestra cultura. El
Cepia es, entre otros espacios, un lugar simbólico de producción
de sentido desde la actividad artística, que intenta proyectar
la producción realizada en el ámbito universitario
hacia otros campos de saber, otras instituciones, otras comunidades.
Vínculo y debate
A partir de fines del 2006, el Cepia comienza una nueva etapa: la
de su primera gestión de gobierno electo, desde su creación.
Los desafíos son grandes y numerosos. Pero ante todo, la
meta principal en esta primera gestión, es reencontrarse
con aquellos objetivos que dieron lugar a la creación de
este centro y que expresan la valoración que aquellos, que
en sus diferentes momentos, participamos del proceso de construcción,
le otorgamos a este espacio. La puesta en marcha de su misión,
que se expresa en objetivos a concretar: convertirse en un lugar
clave de vínculo y debate, que esperamos sea profundo y fluido,
entre la actividad de producción artística de la universidad
y la cultura, en el seno de la comunidad de la que formamos parte.
Creemos que es ineludible la necesidad, no sólo de promover
y dar a conocer nuestras prácticas, sino también,
y en la misma medida, de ponerlas en valor mediante la reflexión
crítica.
Esperamos que el centro se convierta en un espacio capaz de dar
lugar a prácticas de experimentación y debate intensos.
Debatir y dar a conocer, donde el objeto artístico como producto
sea una instancia más dentro de ese proceso y no un mero
espectáculo, listo para su consumo.
Comunicación, participación
y reflexión
La actividad artística de la ciudad de Córdoba tiene
la potencialidad de proyectarse hacia otras geografías y
hacia diferentes campos de la cultura, y sabemos que la universidad
es protagonista indiscutible en este proceso. Sin embargo, en los
últimos años y de un modo cada vez más elocuente,
la actividad artística proveniente de esta institución,
es débil en sus estrategias de diálogo y comunicación,
en torno a la cultura, con la comunidad. El arte sufre, desde este
espacio, una fuerte impronta académica, que ciertamente avala
el pensamiento crítico impostergable en este ámbito,
pero otras veces se transforma en academicismo, manteniéndose
al margen de los procesos histórico-culturales propios de
nuestras sociedades actuales –y de la crítica lúcida
sobre estos procesos-, sin ir más lejos de nuestra comunidad
local. Esta especie de aislamiento, aferrada a una noción
de autonomía a veces demasiado conservadora, no facilita
la posibilidad de reflexión crítica de los procesos
sociales y culturales que nos afectan, perdiendo vitalidad en la
participación como actividad humana productora de sentido,
capaz de interrogar la realidad en la que vivimos.
El Cepia no debería perder de vista la posibilidad que la
naturaleza de su espacio le brinda: la de intensificar la comunicación
con los diversos agentes y entidades sociales y culturales; de promover
el saber y la reflexión critica de las prácticas artísticas
que se producen en el ámbito universitario, pero también
propiciar experiencias de participación colectivas con espacios
y actores diversos. Nos proponemos abrir la mirada hacia los procesos
en permanente transformación de la cultura actual y promover
una relación participativa con la comunidad, revalorizando
el protagonismo que la UNC tiene en los procesos culturales de nuestra
ciudad.
Un laboratorio de experiencias
Volviendo la mirada hacia nuestro interior universitario, creemos
que el Cepia debe transformarse en un laboratorio de experiencias,
donde las diversas prácticas artísticas y el pensamiento
crítico sobre las mismas se encuentren en un diálogo
que ponga en valor nuestra producción, incluso frente a nuestros
pares más inmediatos. Esta gestión tendrá la
política de abrir los límites de las prácticas
disciplinares del grado, que si bien sabemos poseen sus problemáticas
específicas, también se aferran a construcciones académicas
y administrativas, de las cuales proviene más la falta de
diálogo y apertura, que la posibilidad de dar cabida a prácticas
interdisciplinares (en el sentido más amplio del término),
ya ¨naturalizadas¨ entre muchos de nuestros estudiantes.
El respeto por las prácticas y los saberes específicos
no impide, en este espacio, la posibilidad de construcción
dialógica de sentido. El Cepia intentará ser un espacio
de contención de la producción artística en
todos sus estados procesuales y no solamente en su presentación
como espectáculo, y de su puesta en valor reflexiva y críticamente.
Lic. Carina Cagnolo
Directora del Cepia
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