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Sin Fronteras
Importante subsidio internacional
para investigadoras de la Facultad
El Centro de Cooperación Regional para la
Educación de Adultos en América Latina y el Caribe
(Crefal) otorgó un subsidio de diez mil dólares a
un proyecto de Elisa Cragnolino y María del Carmen Lorenzatti,
docentes e investigadoras de la FFyH. La investigación fue
seleccionada entre 68 propuestas de toda América Latina y
aborda la problemática de la inclusión de los jóvenes
en la educación básica y en los programas de alfabetización.
Un equipo del Centro de Investigaciones
de la Facultad de Filosofía y Humanidades (Ciffyh), dirigido
por Elisa Cragnolino y María del Carmen Lorenzatti, obtuvo
un importante subsidio del Crefal para desarrollar, a lo largo de
este año, el proyecto “Escolaridad básica y
cultura escrita en los jóvenes y sus familias: una trama
compleja para pensar la intervención educativa”. La
propuesta compitió en la categoría de alfabetización
y fue seleccionada entre 68 proyectos de toda América Latina.
Sólo diez equipos obtuvieron el financiamiento: tres son
de Argentina y los restantes de México, Brasil y Bolivia.
Para las investigadoras, la importancia de haber obtenido este subsidio
radica, fundamentalmente, en el prestigio institucional del Crefal,
un organismo de cooperación latinoamericana con sede en México
que fue fundado en 1950, en el marco de la Cuarta Conferencia Internacional
de la UNESCO. Desde ese entonces, esa entidad ha realizado distintas
actividades para la formación de educadores y la difusión
de conocimientos relativos a la educación de las personas
jóvenes y adultas en toda América Latina y el Caribe.
El monto del subsidio obtenido es de diez mil dólares, además
de contar con el compromiso del Crefal de publicar los resultados
del trabajo y facilitar el encuentro de los distintos grupos de
investigación que fueron seleccionados. La adquisición
de material bibliográfico, la implementación de pasantías
rentadas y la incorporación de un becario a través
del sistema de becas orientadas de la Facultad (ver recuadro), son
algunos de los ítems a los que se destinará el subsidio.
Los jóvenes en la mira
Uno de los objetivos del proyecto es relevar las políticas
que diferentes organismos públicos y de la sociedad civil
desarrollan en la provincia de Córdoba para propiciar la
inclusión de los jóvenes en la educación básica
y en los programas de alfabetización. Según Cragnolino,
es necesario focalizar la mirada en los jóvenes porque “buena
parte de la población que es usuaria del sistema de educación
para adultos está compuesta por jóvenes. Esto habla
del fracaso de la educación regular para niños y jóvenes”.
Es decir que una creciente proporción de adolescentes que
no pueden terminar en la edad escolar la educación general
básica pasa al sistema de adultos. “Lo paradójico
es que si bien el sistema de adultos está pensado para mayores
de 18 años, cada vez están llegando personas más
jóvenes”, señala.
Lorenzatti explica que, de hecho, en las escuelas para adultos actualmente
se receptan alumnos de 12 años. “En Córdoba,
en los últimos años, la Subdirección de Regímenes
Especiales del Ministerio de Educación incluye en los cuadros
la franja etárea de 12 a 14 años en los que se le
solicita información a los maestros. Lo que legitima la presencia
de estos chicos”, puntualiza. Otro dato que las investigadoras
registraron es que, de acuerdo con la matrícula general de
alumnos en los centros de nivel primario de jóvenes y adultos,
el 48 por ciento tiene menos de 25 años. “Estas cifras
dan cuenta de la relevancia de la problemática juvenil y,
por lo tanto, de la urgencia de respuestas en términos de
políticas para el sector”, expresan.
Además, en esta etapa macro del proyecto, el equipo prevé
trabajar con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares que
les permitirá tener un panorama más actualizado de
la cantidad de jóvenes que están adentro y fuera del
sistema educativo. “Nos interesa trabajar con el tramo de
15 a 24 años, para poder ver cuántos son los jóvenes
que no han terminado la escolaridad básica y contrastarlo
con los que están efectivamente matriculados en el sistema
de educación de adultos”, indica Cragnolino.
Por su parte, Lorenzatti sostiene que para poder entender esos números
“también es necesario tener una mirada histórica
de lo que pasó en el sistema de educación de adultos
en los últimos años”. “Históricamente,
desde los sectores gubernamentales, se ha tratado a la educación
primaria de jóvenes y adultos del sistema formal como un
reduccionismo de la escuela primaria diurna; los docentes de la
modalidad no reciben capacitación específica, se trata
de maestros formados para trabajar con niños”, revela.
En este sentido, es reciente la incorporación de espacios
curriculares destinados a la formación específica
en los institutos de formación docente y constituyen experiencias
aisladas que aún no tienen un impacto significativo.
La cultura escrita
Otro de los aspectos centrales de la investigación consiste
en indagar cuál es el lugar que ocupa la cultura escrita
en las propuestas de escolaridad para jóvenes. En este caso,
la cultura escrita es comprendida como herramienta básica
social y de conocimiento, que permite el acceso a mayores niveles
educativos y facilita la incorporación laboral. “Entendemos
que no se trata de una cuestión meramente técnica
e instrumental de transcripción de fonema a grafema, sino
que debe ser abordada como una práctica social compleja que
involucra relaciones sociales y que no se resuelve solamente en
el ámbito escolar”, apuntan las autoras del proyecto.
“Nosotros venimos trabajando desde hace algunos años
con esta idea de que hay que tratar de identificar y analizar todos
los recursos de cultura escrita que existen –tanto dentro
como fuera de la escuela- y que muchas veces los docentes no reconocen”,
dice Cragnolino. En este sentido, la hipótesis de trabajo
es que “hay recursos de cultura escrita y que la gente tiene
prácticas de cultura escrita pero no son las prácticas
legitimadas escolarmente. Entonces, el desafío es reconocer
esas otras prácticas para que formen parte del cotidiano
escolar”. “Desde esta perspectiva la escuela es un lugar
privilegiado para acceder a la lectura y la escritura pero no es
el único ya que existen otros espacios generadores de lectura
y escritura tales como el hogar, el centro de salud, la iglesia
o el trabajo, entre otros. En cada uno de estos espacios sociales
hay varios tipos de textos y prácticas de lengua escrita”,
indican.
Sin desconocer que el tema de la inclusión de los jóvenes
en las escuelas implica un desafío metodológico para
los maestros, las investigadoras plantean que es necesario “reflexionar
y trabajar con los sujetos desde sus potencialidades y sus reales
posibilidades”, y revertir una tendencia arraigada entre los
docentes y las instituciones escolares de pensar a esta población
“sólo desde las carencias, las dificultades, aquello
que no tienen, no pueden y no es posible modificar”. “Cuando
uno habla con maestros de adultos o jóvenes de sectores urbano-marginales
o de zonas rurales, generalmente hay una visión desvalorizante
de los alumnos y de las familias”, relata Cragnolino. Frecuentemente,
la heterogeneidad de edades y niveles es considerada una desventaja,
ya que los docentes deben contemplar las expectativas de los jóvenes
-que en la mayoría de los casos quieren continuar con los
estudios secundarios- junto a las necesidades de adultos que no
saben leer y escribir. Sin embargo, para las investigadoras es importante
encontrar las claves que permitan pensar esta situación desde
un horizonte de potencialidades y propiciar una reflexión
pedagógica que redefina el quehacer de los maestros.
Un caso testigo
El proyecto también incluye la realización de un estudio
en una institución escolar que fue elegida, precisamente,
por reunir una serie de condiciones que son relevantes para la investigación.
Se trata de una escuela-granja que se encuentra ubicada en la zona
rural de una ciudad del interior de la provincia de Córdoba.
“Seleccionamos esta escuela porque constituye una propuesta
educativa novedosa que reconoce la importancia de la educación
básica, pero que trata de articularla con propuestas de educación
para el trabajo y esto constituye una preocupación central
en la modalidad de educación de jóvenes y adultos;
por las condiciones de vulnerabilidad social de la población
juvenil que asiste y, finalmente, porque esta institución
es el resultado de un intento de cooperación entre organismos
públicos y de la sociedad civil”, destacan.
En este contexto, el equipo propone hacer la reconstrucción
de la historia de la escuela en el marco de las políticas
en educación que se han venido desarrollando en los últimos
años, así como analizar el impacto de los cambios
de jurisdicción y las prácticas desarrolladas por
docentes y alumnos. “Es un buen lugar, por su complejidad,
para ver qué está pasando con las políticas
sociales y educativas en nuestro país”, sintetiza Cragnolino.
Beca de
investigación Orientada
Hasta el 26 de marzo podrán presentarse los interesados
en formar parte de este proyecto. La convocatoria está
dirigida a estudiantes de Ciencias de la Educación
(Escuela de Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía
y Humanidades) del último año, que hayan aprobado
alguno de los siguientes seminarios: 1) Alfabetización
y Educación Básica y 2) Procesos de Alfabetización
de Jóvenes y Adultos.
El formulario de inscripción puede ser completado como
documento de Word, para lo cual el interesado deberá
bajarlo de www.ffyh.unc.edu.ar
o solicitar su envío por correo electrónico
a secyt@ffyh.unc.edu.ar.
El reglamento de becas orientadas está disponible para
su consulta en la página de la Facultad, en la sección
de la Secretaría de Ciencia y Técnica.
Para más información: Secretaría
de Ciencia y Técnica, Facultad de Filosofía
y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Pabellón
Agustín Tosco, 1º Piso - 4334061, int. 218). @:
secyt@ffyh.unc.edu.ar |
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