Relación con la comunidad

Para compartir la lectura y la escritura

Hasta el 30 de marzo se encuentran abiertas las inscripciones para el Plan de formación a distancia en literatura, lectura y comunidades, destinado a personas interesadas en promover la lectura y la escritura en contextos comunitarios. Con un año de duración y modalidad a distancia, esta propuesta está destinada a bibliotecarios, agentes culturales, animadores y promotores de lectura, talleristas y mediadores comunitarios.

La escritora Lilia Lardone en una de las actividades presenciales del PROPALE

Este plan, que ya lleva cinco años desde su lanzamiento, es una iniciativa del Programa en Promoción y Animación a la Lectura y la Escritura (Propale) de la Facultad de Filosofía y Humanidades. A los fines de ofrecer una formación técnica y teórica específica, intervienen además la Escuela de Letras, el Área de Tecnología Educativa y la Secretaría de Extensión de la Facultad, junto con el Centro de Difusión e Investigación de la Literatura Infanto Juvenil (Cedilij), una organización civil sin fines de lucro fundada en 1983.
Con una duración de un año y modalidad a distancia, esta propuesta está destinada a bibliotecarios, agentes culturales, animadores y promotores de lectura, talleristas y mediadores comunitarios que estén interesados en integrar un espacio de formación específica orientada hacia la lectura y escritura como derechos de la ciudadanía y en función de alternativas de cambio en las comunidades de origen de los participantes.“Está dirigido a personas que quieren formarse y conocer cuáles son las herramientas específicas que les permitirán establecer un vínculo con la comunidad a través de la lectura”, explica Susana Gómez, coordinadora del programa.

A distancia
El plan a distancia está estructurado en siete módulos que se dictarán utilizando el aula virtual de la Facultad de Filosofía y un CD con los contenidos en formato multimedia que será enviado a los alumnos. “Primeros pasos” es el nombre de la etapa inicial que está diseñada para que los participantes se familiaricen y aprendan a usar el soporte tecnológico. Luego, se plantean seis instancias en las que se abordan diferentes temáticas, como la literatura para niños, las prácticas lectoras de la comunidad, la formación de lectores, un taller orientado a la escritura, las bibliotecas comunitarias y, finalmente, una etapa para aprender a desarrollar un proyecto a partir del análisis de casos.
La coordinadora comenta que la modalidad a distancia les permite, por un lado, “llegar a lugares donde no hay posibilidades de capacitación” y, por otro, favorece que el alumno se forme “sin perder de vista dónde está trabajando y sin necesidad de alejarse de su comunidad”. La propuesta es flexible en cuanto al cursado y el hecho de poder trabajar con un soporte en CD brinda la posibilidad de leer sin tener que estar conectado a internet. “La opción a distancia tiene que ver también con la búsqueda de soluciones y estrategias de aprendizaje. Que el alumno sea capaz de pensar su propio aprendizaje”, puntualiza. No obstante, el plan incluye una intensa tarea de apoyo y asistencia, a través de tutorías docentes y acompañamiento pedagógico en educación a distancia que facilita el cursado a los alumnos.
A lo largo del año, además, se llevarán a cabo dos encuentros presenciales complementarios en los que se realizarán actividades de taller, charlas y actividades para orientar y evaluar el proceso de elaboración del proyecto de cada participante. “La animación y la promoción a la lectura se hacen en equipo y aquí tienen la posibilidad de experimentarlo”, explica Gómez.

Un proyecto situado
El trayecto por el curso supone una articulación estrecha entre teoría, práctica y observación del terreno, en acciones que derivan en un proyecto final situado en el lugar de trabajo. De este modo, el curso se aprueba con la presentación de una propuesta que tiene que ser defendida ante el grupo de pares y los profesores. “Tanto los docentes como los tutores tenemos experiencias en este terreno y hemos hecho ese proceso. Somos docentes que motivamos aprendizajes pero también somos pares que estamos en un proyecto y podemos compartir las dificultades”, sintetiza la coordinadora.
Una vez cumplidas las instancias de cursado y aprobado el trabajo final, se entregará un certificado acreditado por la Secretaría de Extensión de la Facultad, que podrá ser legalizado en la UNC para su presentación en otros organismos provinciales o del extranjero.
Después de cinco ediciones, y más de cien participantes que egresaron del curso, los organizadores evalúan positivamente el impacto de esta experiencia en distintos lugares del país. Hasta el momento han participado alumnos de casi todas las provincias y también de países como Chile, Colombia y Uruguay.
Asimismo, Gómez rescata el reconocimiento que adquirió el espacio por parte de instituciones como la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y la Asociación Argentina de Literatura Infantil y Juvenil (Alija). “Hay proyectos que fueron presentados en el plan de formación y ahora tienen financiamiento externo, de organismos nacionales o de municipios”, indica.