La Secretaría de Extensión de la FFyH pone en marcha un nuevo trabajo de Prácticas Socio Comunitarias (PCS). Hasta el mes de julio de este año, la implementación del proyecto “Conectando saberes y experiencias sobre TIC en el aula, antes y después del Programa Conectar Igualdad” se vivirá como una experiencia de aprendizaje y enseñanza colectiva en la escuela Agustín Tosco de Villa El Libertador, en el colegio Deán Funes y en el Instituto Superior del Profesorado Tecnológico (ISFD).
“Generar el diálogo entre Universidad y la Escuela, estimulando la posibilidad de compartir saberes y experiencias, aprendiendo juntos, a partir del análisis y el diseño de propuestas de enseñanza” es uno de los objetivos centrales que se traza este nuevo proyecto de Prácticas Socio Comunitarias (PSC). Gabriela Sabulsky, de la Cátedra de Tecnologías Educativa en Ciencias de la Educación, sonríe entusiasmada al explicar el desafío que supone la construcción conjunta de saberes cuando un equipo de la UNC se inserta en los centros educativos de los barrios.
A partir del año 2010, con la llegada del Plan Conectar Igualdad, todas las instituciones de nivel medio y las de formación docente de carácter pública del país fueron favorecidas con la entrega de computadoras portátiles, bajo el modelo 1 a 1. Este significativo programa ha generado un sinnúmero de cambios en el interior de las instituciones educativas –incluso en la relación entre alumnos y docentes–, cuyos efectos aún resultan complejos de determinar.
En este contexto, el proyecto “Conectando saberes y experiencias sobre TIC en el aula, antes y después del Programa Conectar Igualdad” se propone que los estudiantes (del 4° año de las carreras de profesorado y licenciatura en Ciencias de la Educación de la UNC), junto con alumnos y docentes de Escuelas Medias y del ISFD, implementen dinámicas participativas con el fin de intercambiar conocimientos y compartir experiencias que favorezcan la intervención crítica y creativa de las TIC en el aprendizaje y la enseñanza.
“Se trata de romper con la verticalidad de la enseñanza” explica Sabulsky. Además– añade la especialista –, “como formadores de educadores queremos acortar la brecha que existe entre la teoría de cómo enseñar con TIC y la realidad concreta que supone estar dentro de las aulas”.
En este sentido, la metodología que incorpora este proyecto será la intervención en el terreno. Esto significa que durante tres meses los estudiantes de la Facultad se integrarán a cada una de las tres instituciones, -la escuela Agustín Tosco, el colegio Deán Funes, el Instituto Superior del Profesorado Tecnológico-, conocerán la institución, a sus actores y, a partir de ello, imaginarán posibles actividades de aprendizaje para que los jóvenes realicen con sus netbooks, suministradas por Conectar Igualdad.
“Debemos comprender que las nuevas tecnologías están modificando las formas clásicas de la enseñanza y el aprendizaje” subraya Sabulsky. “Entonces la apuesta de este proyecto se basa en aportar estrategias para generar conocimiento de manera colectiva”.
Por ello, el plan de trabajo se formula en etapas progresivas de involucramiento conjunto. Además, articula instancias de formación en las aulas universitarias y en los espacios escolares, tratando de promover una metodología que promueva la interacción entre la teoría y la práctica, generando instancias formales e informales de trabajo entre docentes y estudiantes. “La idea es llegar a las escuelas conscientes de la complejidad que supone generar una producción colaborativa con personas que parten desde distintos lugares, pero a la vez con intereses y expectativas comunes, sobre cómo vincularse con las TIC de manera más crítica y creativa ”, señala Sabulsky. En esta línea, se prevé culminar con una o dos clases compartidas y construidas entre docentes y estudiantes, sumada a una jornada de evaluación de la experiencia en los tres centros educativos.
Gabriela Sabulsky, Paola Roldán y María Eugenia Danieli, de la FFyH de la UNC, son las integrantes del equipo que llevarán adelante este nuevo proyecto. Todas confían en que la experiencia funcione y se expanda. Que se viva como una forma enriquecedora en la manera de articular la enseñanza en la academia y la práctica en la escuela, y a su vez como una posibilidad de ampliar los puentes entre la Universidad y la comunidad.
Por Irina Morán