Valorar y defender la casa común

En el marco de los 40 años de la recuperación democrática, los discursos en la primera colación de egresadxs de posgrado, grado y pregrado de 2023 de la FFyH pusieron en valor la educación pública, asediada por proyectos políticos que amenazan con desfinanciar un bien fundamental para el desarrollo de una comunidad libre e inclusiva.

165 egresadxs de la Facultad de Filosofía y Humanidades recibieron su título de posgrado, grado y pregrado por parte de las autoridades de la FFyH el lunes 3 de julio de 2023 . Personas de distintas edades y lugares que culminaron una etapa para abrir otra, que llegaron al final del camino para arrancar otro. Emoción, orgullo, felicidad de quienes recibían su diploma y de familiares y seres queridos que colmaron la Sala de las Américas del Pabellón Argentina para acompañar un momento único, inolvidable.

Ceremonia que a las 11 horas abrió sus puertas al ingreso de lxs egresadxs, la presentación de la bandera, el tradicional recambio de la misma con lxs nuevxs abanderadxs de la Facultad, y la bienvenida de Silvia Lonatti, histórica maestra de ceremonias, esta vez acompañada por Julieta Almada, que emocionó a todxs con la poesía de Armando Tejada Gómez para invitar a que lxs protagonistas de la fiesta dijeran lo suyo.

Fue María Florencia Donadi, doctora en Letras la encargada de expresar la voz de los egresadxs de posgrado: “Si no recuerdo mal, esta es la segunda vez que estoy aquí, en este escenario de la Sala de las Américas del Pabellón Argentina, para ofrecer algunas palabras de salutación para las y los egresados. La primera fue en el año 2002, cuando una joven de apenas 17 años tuvo a su cargo el discurso para sus compañeros y compañeras de curso, al terminar el secundario”. Egresada como Licenciada en 2011 y en este 2023 como Doctora, Florencia jugó con ese ida y vuelta del tiempo en la universidad: “Entre ingresos y egresos, que poco tienen que ver aquí con la contabilidad, este espacio que me ha cobijado siempre, que me ha alojado y hospedado: el de la Universidad pública, el de la educación pública y gratuita, pues egresé también de un colegio público muy próximo a la Ciudad Universitaria. A este espacio y cada uno, cada una de quienes lo construyen día a día debo mi agradecimiento, que me ha abrigado y enseñado en la calidad –en todos los sentidos- y en la calidez. Agradezco especialmente a mi Facultad de Filosofía y Humanidades, tanto en el grado como en el posgrado, a la Universidad Nacional de Córdoba, a sus docentes, investigadores, colegas, estudiantes».

Agradecida por ese “habitar” de la universidad en múltiples espacios, tiempos y lugares, Donadi señaló que la “hospitalidad, esa acogida incondicional de nuestra universidad, la universidad de todas, de todos, me propondrá la persistencia de una deuda, de un legado vacante que insistiremos en intentar, persistiremos en transitar y que es el de convocar, como pretendo aquí, a crear e imaginar horizontes solidarios, no tan allá, sino más acá, esperanzas con visos de realización, utopías –aun después de muchos tropiezos y pérdidas, porque, como dice Silvia Bleichmar en Dolor país: “quien ha amado puede volver a amar, porque un desencantado es siempre alguien que sufre por el encantamiento previo, pero esta circulación constituye una manera de estar vivo, ya que podemos defendernos de todas las ilusiones, pero estaremos muertos antes de dar batalla si renunciamos a la esperanza”.

Verónica Nikelski, flamante Licenciada en Filosofía, fue quien tomó el micrófono en nombre de lxs egresadxs de grado y pregrado: “Quiero decirles que estoy orgullosa, pero no solamente porque hoy recibo en un documento la prueba formal de todo el esfuerzo, trabajo y estudio de estos años, sino porque esto sucede aquí en esta Facultad. Nos recibimos pero no nos vamos del todo, somos ya parte de una comunidad. Porque acá, en esta Facultad, el quedarse no se trata solamente de ganar concursos o de inquietudes personales. Hay algo de eso, pero estoy segura que si no fuese porque siempre hay una puerta abierta, una mano tendida, una escucha atenta, en definitiva, buena gente, quedarse sería mucho más difícil. Cuando transitas las aulas encontras gente muy diversa, si, aunque aglutinada por una fuerza que creo que no abunda en estos días, pero que cuando está te sostiene y te contiene: el compromiso. En primer lugar con la educación pública, laica, gratuita, de calidad y, sobre todo inclusiva en el más amplio de los sentidos. Falta mucho, no soy ingenua, pero yo, y no creo ser la única, soy testigo y ejemplo de que ese  horizonte está presente”.

En otro pasaje, destacó que “también hay un compromiso con la producción de conocimiento en libertad, con imaginación, creatividad e inteligencia. Teoría, obviamente, pero no aislada del mundo y de los seres que lo habitamos con sus vaivenes y problemas. No es para nada una comunidad cerrada. ¿Que las cosas se pueden hacer mejor? Seguro, es una comunidad de seres humanos. ¿Que hay controversias, divergencias, discusiones? Todo el tiempo y convengamos que nos encanta. Como dice mi filósofa favorita, Simone Weil, sin contradicciones no hay conocimiento y sin conocimiento no se avanza. Acá sobran, contradicciones y conocimiento. Movimiento, es decir vida, no falta. ¿Entienden ahora porqué les dije al principio que estoy orgullosa? Porque yo también me siento comprometida con todo esto que he recibido, agradecida por esta experiencia, por haber conocido hermosas personas y porque se me ha abierto un camino que seguiré transitando y compartiendo con ustedes”.

Democracia y educación pública

La Decana de la FFyH, Flavia Dezzutto, valoró lo expresado por las egresadas que la precedieron, y aprovechó la conmemoración de los 40 años de la recuperación democrática para plantar bandera: “Quiero decir tres cosas, la primera que todos los años se dice que la educación pública está en riesgo, y por eso creo que los 40 años de democracia nos desafían a la educación pública en general. Hay un torpedeo por su desfinanciamiento, no tanto en la educación superior porque alguna plusvalía nos pueden sacar para el mercado, pero sí con los otros niveles. Por eso rescato los discursos de recién que hicieron foco en la formación educativa y humana, esto de sentirse parte de una comunidad”.

En este sentido, la Decana sostuvo que “el ejercicio electoral no alcanza para pensar qué país queremos. Debemos recordar que es necesario debatir la educación pública superior en un escenario político complejo”.

En segundo término, enfocada en lo que estaba pasando en la Sala de las Américas, habló del tiempo: “Hay que llegar a una instancia de superación y aquí se nos plantea el desafío de convertir a este tiempo en un tiempo de escucha. No basta con recibir el título, hay que volver a nuestros campos disciplinares y poder comenzar de nuevo. Volver a preguntarnos por el principio, no dejarnos domesticar por los momentos de celebración. Las humanidades tienen esta cosa del tábano. Como planteaba Sócrates, cumplir el rol del tábano, formularnos preguntas inesperadas para no repetirnos. Repensar nuestros caminos, hacer lugar a nuevas preguntas, experimentar con fortalezas los cuestionamientos. Atrevernos a ser tábanos de nosotros mismos”.

En esto de repensarnos, con la fecha de la democracia sobrevolando el año académico y un tiempo político en el que algunos gobernantes abrazan el autoritarismo y la represión para resolver conflictos, Dezzutto convocó a “atrevernos a inventar formas de estar juntos sin violencia y en paz, respetando la dignidad de quienes nos rodean”.

El final de su intervención llegó con otra fecha, un tanto más dolorosa para la comunidad de la FFyH. “Hoy es 3 de julio, hace un año se nos iba Adela Coria, una persona muy querida por todxs nosotrxs”, dijo, y un aplauso muy sentido abrió paso a la felicitación de lxs egresadxs: “Mucha alegría por el camino que comienzan. Esta es su casa y está abierta para todxs ustedes, que la seguirán habitando por el resto de sus vidas”.

Cuando la emotividad era casi completa, lxs pibxs de la Orquesta Típica Juvenil El Chingolo hicieron el resto: cuatro tangazos a flor de piel y un cierre musical con Bella Ciao que hicieron delirar a un público que celebró una propuesta que su director, Guillermo Zurita, explicó a corazón abierto: “Estamos felices de estar acá, cumpliendo diez años de esta orquesta que nació en barrio El Chingolo, de ahí su nombre. Somos un proyecto territorial y colectivo. Y decidimos tocar tango porque es parte de nuestro folklore, de nuestras raíces, que cuando surgió fue rechazado, como son rechazados quienes venimos de la periferia”.

Después llegó el juramento de lxs egresadxs y la tan ansiada entrega de diplomas, que culminó de la manera en que esta Facultad se define: sentando posición sobre los temas que atraviesan a la sociedad que la hacen posible y en la cual está inmersa. «¡Jujuy resiste!», dijo Lonatti, y un público sentido y consciente acompañó con otro aplauso cerrado.

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