Abril 2007 | Año 3. Nº 16
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA, Argentina
 


La voz de la filosofía en la conversación de la universidad


Nuevos recursos tecnológicos para docentes


Maurice Meisner: visitante distinguido de la FfyH

La historia del barrio en la memoria colectiva

Las marcas del pasado

Marc Augé: "Estamos siempre buscando una imagen de nosotros mismos"

Un escritor comprometido con su tiempo

Aumenta la cantidad de estudiantes extranjeros en la FFyH

Artes, los orígenes de la Escuela (primera parte)

1
· La geometría de Moisset
3
· El andén de los juglares y Venique tecuento
5

· Plaza de la memoria: resultados del concurso

· Bienes comunes y ciudadanía: explotación minera en la cordillera.

· Jornadas de investigación: la educación en debate

· Nueva carrera de posgrado: Especialización en Psicopedagogía

· Las ciencias sociales y humanas en Córdoba

· Curso a distancia sobre patrimonio arqueológico

· Seminarios, cursos, encuentros
y jornadas
7

 


 


Relación con la comunidad

La historia del barrio en la memoria colectiva

Mariana Belluscio y Miguel Cerf, egresados de la Escuela de Historia, obtuvieron una beca de Extensión en noviembre de 2006 para implementar el proyecto “Taller de historia oral de Villa Páez. Una recuperación colectiva de las memorias barriales, 1920-2006”. Desde marzo de este año ya están trabajando en esa zona de Córdoba capital para recopilar los relatos de los vecinos y afianzar los canales de comunicación barrial.


Muchos de los vecinos del barrio son desempleados que trabajaban en la Cerveceria Córdoba. (Foto: Walter Rinaudo / La Voz del Interior)

En mayo de 2006, dos jóvenes recientemente egresados de la Escuela de Historia, Mariana Belluscio y Miguel “Lole” Cerf, comenzaron a trabajar con el Centro de Jubilados del barrio Villa Páez, a través del programa Probienestar de PAMI y el Programa Municipal de Historia Oral para la ciudad de Córdoba, en un proyecto de reconstrucción de la historia barrial y la recuperación de la memoria colectiva.
Con esta experiencia a cuestas, prepararon el proyecto “Taller de Historia Oral de Villa Páez. Una recuperación colectiva de las memorias barriales, 1920-2006”, con el cual, en noviembre de ese año, obtuvieron una beca de Extensión de la UNC. La directora del proyecto es Nélida Agüeros, titular del Seminario de Historia Oral de la Escuela de Historia y responsable del Programa Municipal de Historia Oral para la Ciudad de Córdoba. Además, la co-dirección está a cargo de María del Carmen Lorenzatti, profesora de la Escuela de Ciencias de la Educación y especialista en educación para adultos.

Reconstruir el pasado
“El proyecto surge de la necesidad de dar respuesta a los vecinos interesados en reconstruir su pasado de manera colectiva”, explica Mariana, quien ya trabajó durante dos años ad honorem en el programa municipal.
Precisamente, la idea del proyecto consiste en la implementación de un taller semanal, que permita reconstruir la historia de Villa Páez a través de la recopilación y sistematización del relato de los vecinos y apostar con ello, a mejorar, afianzar y reforzar los lazos de solidaridad y canales de comunicación entre sus habitantes.
Los principales protagonistas y encargados de contar la historia del barrio son los adultos mayores afiliados al centro de jubilados de la zona, al que acuden alrededor de 100 personas.
Aunque todavía no tienen un lugar físico asignado, los jóvenes historiadores empezaron a hacer las entrevistas a los vecinos en el mes de marzo, en la casa de cada uno de ellos.
El barrio Villa Páez se encuentra en la zona centro-oeste de la ciudad de Córdoba, bordeando el río Suquía, y existe desde la década del ’20, aunque es a partir de los años ’40 cuando se da el período de mayor crecimiento.
Esa zona, históricamente albergó a familias de clase media que se trabajaban principalmente en actividades vinculadas a la construcción y la industria fabril, especialmente en la Cervecería Córdoba, que empleaba a la gran mayoría de los pobladores del barrio.
El cierre de esta fábrica repercutió de manera significativa entre los vecinos y, actualmente, el barrio presenta características de exclusión y vulnerabilidad, que se expresan en sus problemas relacionados con la inseguridad y la delincuencia.
“Es una zona muy golpeada social y económicamente, -dicen Mariana y Miguel- utilizada por los manejos políticos clientelares; y nosotros, obviamente, no somos muy bien vistos por los punteros políticos”. Los jóvenes señalan que los vecinos del barrio, principalmente los más antiguos, “analizan esta situación como uno de los datos más acuciantes de su realidad y consideran necesario generar espacios que promuevan la participación y les permitan afianzar los lazos de solidaridad y comunicación entre ellos”.

El sentido de la extensión
La beca de Extensión que obtuvieron Cerf y Belluscio es de categoría A, lo que implica que obtendrán un subsidio único de 800 pesos y la suma de 300 pesos cada uno, por mes. Todo irá destinado al trabajo en Villa Páez, como los 800 pesos que se usarán para la publicación de una cartilla para uso de las instituciones del barrio.
“A nivel personal, es un empujoncito para seguir adelante. No es fácil trabajar en espacios comunitarios o sociales y menos si no tenés dinero para sostenerte”, señala Mariana. Por su parte, Miguel agrega: “Es difícil encontrar apoyo para propuestas que impliquen el entrecruzamiento de experiencias y la construcción social del conocimiento; entonces, la beca permite realizar estas actividades que en general hacemos gratis”.
Los dos, sin dudar, manifiestan que lo más satisfactorio de la experiencia es “el contacto con la gente”. “Encontrar sentidos colectivos, buscar explicaciones y otorgar significados de manera conjunta es sumamente gratificante. Pero por sobre todas las cosas es el fin mismo de la función, que creemos, debemos cumplir como profesionales formados en la universidad pública y gratuita”, dice Mariana.
Los próximos pasos a seguir son generar un pequeño archivo para que quede en poder de la biblioteca popular del barrio, que recientemente se sumó al proyecto de los jóvenes egresados y realizar la publicación de una cartilla “de manera que al barrio le quede un elemento de difusión de su historia para utilizar en los colegios de la zona y en la biblioteca”, indica Miguel.
“Tenemos una especial preocupación por comprometer nuestro accionar académico o profesional con la realidad y la sociedad en que vivimos y preferimos abocarnos a proyectos en los que la historia sirva como herramienta de transformación”, finalizan Mariana y Miguel.