Mayo 2007 | Año 3. Nº 17
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA, Argentina
 


La universidad
en el Cordobazo


La Facultad puso en marcha
el Centro de Publicaciones


Archiveros participaron
en jornadas en Neuquén


Talleres de fotografía

y teatro para niños


Mabel Brizuela, premiada por su trayectoria en investigación teatral

M. Svampa: "La asamblea, como expresión de la sociedad organizada, es fundamental"

El hombre solo: caricatura, anomalía y espantajo, por Eduardo Rinesi


· El musicólogo chileno Juan Pablo González en la FFyH

· Un cine de regiones: De Lillo y la experiencia napolitana



Artes, los orígenes de la Escuela (segunda parte)

1
· La computadora, como un lápiz o un pincel
3
· La conjura de los necios, de John Kennedy Toole
5

· Ya está en marcha la Orquesta Sinfónica de la UNC

· Jornadas sobre recursos tecnológicos para la enseñanza universitaria

· Lektón, una revista de estudiantes

· Presentan un libro sobre los procesos de privatización de la vida y el conocimiento

· Se estrena "Ana" en el Cineclub Municipal

· Seminarios, cursos, encuentros
y jornadas
7

 


 


Sin Fronteras

Un cine de regiones: De Lillo y la experiencia napolitana

La directora italiana Antonieta De Lillo dictó un seminario para alumnos de la carrera de Cine y TV de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Durante su estadía en Córdoba, además, presentó una retrospectiva de sus películas en el Cineclub Municipal Hugo del Carril. En diálogo con Alfilo se refirió a la producción cinematográfica regional de Italia y la incidencia de la formación universitaria en las nuevas generaciones de cineastas. “Soy una persona del sur del mundo –de Nápoles- que no le teme a las mezclas”, afirma respecto a cómo pensar la relación entre ficción y realidad.


De Lillo: “No estoy contra el cine comercial, sino contra la homogenización”

Considera que la memoria, la familiaridad con el lugar y el conocimiento como sensibilidad son aspectos indispensables para hacer cine. “Sobre todo un cine que tiene como objetivo principal comunicar sentimientos”. Son palabras de Antonieta De Lillo, directora de cine nacida en Nápoles en 1960, quien arribó a la ciudad de Córdoba para dictar un seminario sobre “Producción cinematográfica regional de Italia”, durante los días 9 y 10 de mayo. La actividad fue organizada por el Departamento de Cine y TV, dependiente de la Escuela de Artes, y el Centro de Producción e Investigación Artística de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, junto con el Istituto Italiano di Cultura de Córdoba y el Consulado General de Italia en Córdoba. Además, la cineasta asistió a un ciclo especial en el Cineclub Municipal “Hugo del Carril” donde se proyectaron sus películas más conocidas: “El resto de nada” (Il resto de niente), “No es justo” (Non é giusto) y “Una casa en peligro” (Una casa in bilico), y los cortometrajes “El Cine” (O Cinema) y “O sole mio”, entre otros.

Cine y territorio
Para De Lillo, “El cine de autor -o sea, el que no responde a los cánones del cine americano de espectáculo- debe cultivar la tutela del propio patrimonio”. La directora defiende, con su particular manera de mirar la realidad, la realización de “un cine ligado al territorio”. “Creo que Nápoles y Torino se destacan por una larga tradición de cinematografía regional”, expresa.
Precisamente, la ciudad que la vio nacer tiene un especial interés por la actividad cinematográfica, a tal punto que se habla de “una escuela napolitana de cine”. “En esto, las instituciones juegan un papel muy activo”, enfatiza. Tanto el municipio, como diferentes organizaciones, promueven en la región de Campania –donde se encuentra Nápoles- la realización de un cine que desborde la centralidad de la capital romana. Un ejemplo de ello, dice De Lillo, es la creación de la “Comisión de Film” (http://www.campaniafilmcommission.org/), una experiencia organizativa muy interesante que fomenta la realización cinematográfica local y ofrece apoyo a los cineastas que están interesados en filmar en las principales ciudades de la región: Avellino, Caserta, Salerno, Benvento y Nápoles.
Las consideraciones de De Lillo sobre la producción cinematográfica regional indican que su presencia en Córdoba no es casual. Ella reconoce que el cine argentino atraviesa por un buen momento y que los filmes de nuestro país llegan a Italia; sin embargo, lamenta que la producción se concentre de manera desproporcionada en Buenos Aires. “Pese a la expansión de la actividad, me parece que Buenos Aires centraliza fuertemente la producción. Nápoles, en cambio, tiene una tentativa de sostener una autonomía mayor frente a la centralidad de Roma”, manifiesta.

La formación cinematográfica
Después de iniciarse como fotógrafa en medios periodísticos, la directora de “El resto de nada” se licenció en Espectáculo en la Universidad de Bologna. “Creo que la educación es muy importante para poder realizar un trabajo tan complejo como el cine”, subraya, al tiempo que reconoce que la principal institución educativa de su país que influye de manera determinante en la visión del cine italiano actual es la Escuela Nacional de Cine de Roma, también conocida como Centro Experimental. “Es una famosa y gloriosa escuela pública de cinematografía –explica- que en su formación intenta unir la teoría con la práctica”. En este sentido, De Lillo advierte sobre la necesidad de que en las escuelas haya gente que se dedique a la realización cinematográfica, “pero también quienes teoricen sobre el cine, lo analicen y vayan escribiendo la historia” del séptimo arte. Preservar la memoria del cine es otra de las funciones importantes que De Lillo asigna a las universidades y agrega: “La única nación de Europa que tutela su patrimonio fílmico es Francia, porque que tiene un sentido nacional del cine”.
La directora también dio a conocer la dramática situación que vive actualmente la Escuela Nacional de Cine y la crisis que atraviesa la industria cinematográfica italiana que, en los últimos años, redujo considerablemente el número de películas estrenadas. La preocupación por estas dificultades movilizó a un grupo de cineastas –entre ellos, a Bernardo Bertolucci- para solicitar públicamente, al ministro de Cultura italiano, la sanción de una nueva ley que regule la actividad y, entre otras cosas, permita mejorar el estado de deterioro que sufre la Escuela.
“No estoy contra el cine comercial, sino contra la homogenización de todo”, dispara. Y critica la difusión masiva de pocos filmes que invaden el mercado, sin que haya otros espacios ni alternativas para que el público pueda elegir. “Ante esta situación –reclama- es como que el cine de autor bajara la cabeza, se doblegara, y aceptara ser una imitación del cine comercial”.

Documental y ficción
“La relación entre documental y ficción es como la relación entre el hombre y la mujer, se necesita un poco de uno y del otro”, asegura De Lillo con una sonrisa. Para la crítica italiana Alexandra Riccio -quien acompañó a la directora en este viaje a Córdoba- De Lillo fue una precursora en utilizar la técnica documental en un momento en el que pocos la practicaban y casi no concitaba la atención del público. Por ejemplo, “El cine” (O cinema) es un cortometraje rodado en 1999 que aborda desde un punto de vista lingüístico y cinematográfico la unión entre ficción y realidad. “El cine de ficción absorbe mucho del documental. En este sentido, soy una persona del sur del mundo –de Nápoles- que no le teme a las mezclas”, precisa la realizadora. Por su parte, Riccio explica que la mixtura es también una característica propia de los napolitanos. “Es una ciudad mestiza: nobleza y miseria, franceses y españoles. Todo se mezcla en Nápoles; jamás fue una ciudad pura”.
En el caso de “No es justo” (Non é giusto), De Lillo comenta que decidió utilizar el video “para poder sumergir la complejidad de la escritura cinematográfica de ficción, en una realidad”. “La gente piensa que es un documental, pero es una película que está totalmente guionada. El aspecto documental aparece en la utilización de lugares y ambientes reales, es decir, que no están reconstruidos como en el cine de ficción”, aclara.
Desde su óptica, la cámara digital ha revolucionado el cine. En el sentido de que “en el cine tradicional, los actores y los espacios estaban obligados por la pesadez de la técnica”. Según De Lillo, el soporte digital pone en evidencia que la forma y el contenido van unidos, aunque –afirma- “lo indispensable es el contenido”. “He visto filmes que son un triunfo de la estética, pero con un contenido terriblemente irritante”, concluye.

Sobre la realizadora
Antonietta De Lillo nació en Nápoles el 6 de marzo de 1960. Periodista, después de trabajar como fotógrafa para importantes diarios y semanarios, se trasladó a Roma donde trabajó en producciones televisivas y cinematográficas en calidad de asistente. Se licenció en Espectáculo en la Universidad de Bologna. En Roma fundó con Giorgio Magliulo la productora Angio Film y realizó los primeros largometrajes de ficción: Una casa in bilico (1985), premiado en Taormina y Matilda (1990). En 1992, junto al grupo Teatri Uniti y a la Angio Film, produjo la primera obra de Mario Martone, Morte di un matematico napoletano. Fundó en Nápoles el centro de producción Megaris y se dedicó al video-retrato, filmando: Angelo Novi fotografo di scena (1992), Promessi sposi (1993), La notte americana del dottor Lucio Fulci (1994) y otros. En 1995 volvió a los largometrajes con Racconti di Vittoria, y dos años más tarde con Muzzarella, episodio de la película colectiva I Vesuviani qué concursó en Venecia. En 2004 llevó al cine la novela de Enzo Striano Il resto di niente presentada en la Muestra Internacional de arte cinematográfico de Venecia 2004. La película, con María De Medeiros, fue candidata a tres David di Donatello, entre ellos a la mejor protagonista femenina, y ganó el David por el vestuario. Obtuvo también tres Ciak d'oro y otros importantes reconocimientos.