La pandemia no da tregua. El 22 de junio, a los 77 años, murió Horacio González, sociólogo y ex Director de la Biblioteca Nacional, a causa del coronavirus. Era un asiduo visitante de la provincia de Córdoba y particularmente de la Facultad de Filosofía y Humanidades, donde cosechó grandes amigxs, colegas y discípulos de sus obras.
En 2014, Horacio recibió el Premio José María Aricó al “compromiso social y político”, que otorga la Facultad de Filosofía y Humanidades, por ser uno de los intelectuales más comprometidos en la construcción de la vida democrática de la escena política nacional. La ceremonia se llevó a cabo el jueves 16 de octubre en el auditorio “Presidente Hugo Chávez” del Pabellón Venezuela.
“En Córdoba aparece una clase política absolutamente mediocre. Absolutamente incapacitada para expresar cualquiera de estos temas, y sin embargo gobierna. Ése es un misterio, no es solamente un hecho vituperable. Si lo fuera solamente vituperable estamos nosotros para recuperarlo. No queremos ser meros sujetos de un vituperio, que desde jóvenes supimos hacer con menor o mayor fortuna. Queremos ser también parte del misterio de la política, o de lo político. Por qué razón nos parece tan desconcertante que una clase política menor, una clase política sin ideas, aunque sean ideas de carácter coercitivo, pero muchas veces con la urgencia que se presentan bajo un manto de solidaridad social, o de progreso, o de un colectivo. Entonces el misterio quizás sea eso: por qué la coerción y por qué la banalidad se presentan bajo la forma, aún necesaria, de ser invocada de la justicia. La justicia siempre necesita ser invocada, nosotros la invocamos. El pueblo precisa siempre ser invocado, lo invocamos. La razón crítica también precisa ser invocada, la invocamos. La distribución de los bienes, de los roles, los invocamos”, decía en su alocución durante esa jornada.
Horacio González nació en Buenos Aires en 1944. Era sociólogo, docente, investigador, ensayista y disertante. Obtuvo su Licenciatura en Sociología en la Universidad de San Pablo, Brasil, donde transcurrió su exilio durante la última dictadura cívico-militar. Allí escribió en portugués “Evita. La militante en el camarín”, que fue traducido y publicado por la Editorial de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC en 2019.
Fue profesor de Teoría Estética y de Pensamiento Social Latinoamericano, y dictaba clases en varias universidades nacionales, entre ellas las de la ciudad de La Plata y Rosario. En el año 2013 fue distinguido con el título honorífico de Doctor Honoris Causa, otorgado por la Universidad Nacional de La Plata. Fue director de la revista El Ojo Mocho, que habilitó reflexiones estéticas, políticas, éticas y filosóficas, inspiradas en el espíritu crítico que lo aloja como tradición. También fue director de la Biblioteca Nacional entre 2005 y 2015.
De reconocida y larga militancia a favor de los Derechos Humanos, la Verdad y la Justicia, en marzo de 2008, luego de la llamada crisis del campo, junto con Nicolás Casullo, Horacio Verbitsky y Ricardo Forster fue uno de impulsores del espacio denominado Carta Abierta. Además, la Asociación Madres de Plaza de Mayo le entregó su máxima distinción el 7 de noviembre de 2019. Entre las razones del homenaje, las Madres expresaron “la necesidad de entregarle esta distinción a un compañero que supo analizar en profundidad la importancia del Pañuelo de las Madres y de la socialización de la maternidad”.
El 28 de junio de 2018 también visitó la Facultad de Filosofía y Humanidades para presentar el libro “Saberes de Pasillo”, en el marco de un conversatorio titulado: La Universidad y la vida, acompañado por los filósofos Diego Tatián y Eduardo Rinesi. Ese día, entrevistamos a Horacio para la revista Alfilo: