“La cuestión ambiental no se plantea dentro del ámbito artístico todo lo que se debería”
El proyecto «Investigación en Técnicas y Materiales de Grabado de baja toxicidad. Aproximación al método electrolítico”, dirigido por Adriana Miranda, que finalizó en 2012 en el Ciffyh y que a partir de este año se encuentra radicado en el Cepia, se ocupa de indagar sobre nuevas formas de grabado que reduzcan los niveles de toxicidad, cuidando del medio ambiente y de las personas.
Entre las técnicas artísticas más antiguas está el grabado, que consiste en dibujar una imagen sobre una matriz, generalmente de metal, que luego se transfiere con alguna técnica de impresión a una superficie de papel o tela. Esto trae aparejado que, para poder hacerlo, se usen materiales muchas veces tóxicos y peligrosos, como el ácido nítrico.
En ese sentido, el proyecto «Investigación en Técnicas y Materiales de Grabado de baja toxicidad. Aproximación al método electrolítico”, dirigido por Adriana Miranda, que finalizó el año pasado en el Ciffyh y que a partir de 2013 se encuentra radicado en el Cepia; se basa en la necesidad de favorecer el desarrollo de un sistema educativo del grabado que reduzca los niveles de toxicidad y la generación de residuos peligrosos, cuidando del medio ambiente y al grupo de trabajo, a través de la efectivización de metodologías de trabajo, reevaluación de instrumentos y técnicas.
“A uno como productor artístico le interesa fundamentalmente la técnica y los materiales como instrumento que le permitan realizar una obra, pero esta investigación que surge de la cátedra ‘Técnicas y Materiales de Grabado’, se posiciona en el grabado como educación, por eso empezamos a reflexionar sobre nuestras propias prácticas tratando de encontrar otros métodos de grabar que minimicen el trabajo con productos químicos de altísima toxicidad. Esta es una técnica muy antigua y durante muchísimos años fue usada sin tomar conciencia de lo que implicaba para sí y para terceros. Además, la cuestión ambiental no se plantea dentro del ámbito artístico todo lo que se debería”, explica Miranda.
Esta prevención de riesgos laborales emerge a partir de la concientización y del conocimiento de los materiales, herramientas y equipos con los que se está trabajando para luego establecer un protocolo de protección individual, modificación de hábitos dentro de los espacios de trabajo, sustitución de productos, equipos y materiales.
Así, este equipo de trabajo pretende redefinir las prácticas de taller, involucrando a docentes, adscriptos y ayudantes alumnos y generar un espacio donde el conocimiento se construye en forma grupal e interdisciplinariamente con ingenieros electrónico electricistas y químicos. “Es muy común que nosotros tengamos en nuestros talleres productos que son útiles para grabar pero nunca se nos ocurre pensar si se corren riesgos al tener un guardado contiguo o como se desecharán una vez usados porque no somos químicos”.
De esta manera, además de crear espacios de investigación y producción, otros objetivos del proyecto son estudiar la adaptación de circuitos de electrólisis para el grabado de metales y encontrar productos químicos que reemplacen los antiguos barnices o diluyentes usados en el grabado.
Una de las técnicas que se están trabajando en otros lugares y que empezó a utilizar el equipo es el “grabado electrolítico”, que ya se usa mucho en España. “Como es un método electroquímico, nosotros necesitábamos ayuda de especialistas y recurrimos al Doctor Hugo Cejas y luego al ingeniero Pitau de la Facultad de Ciencias Médicas quienes nos asesoraron y armaron el primer circuito electrolítico, también nos hablaron de cuestiones de salud, químicas y eléctricas. En un principio, para nosotros era chino, así que tuvimos que recurrir a cosas que estudiábamos en el secundario”, cuenta la investigadora.
Luego se sumó un ingeniero electrónico-electricista, Diego Cerutti, que es externo a la universidad. “Fue muy valioso su aporte y nos ha dejado un protocolo de trabajo, de cómo armar un circuito para que cualquier alumno pueda requerir su armado y tenerlo en su taller, además de estudiar cuáles son los circuitos ideales que necesitamos para hacer más efectivo el trabajo. Así se formó un grupo interdisciplinario muy interesante y pudimos conectar con colegas de otras facultades, como la Licenciada Constanza Villagrán, de la cátedra de Química Aplicada de la Facultad de Ingeniería, quien ahora también participa de nuestro equipo. Ellos observan cómo trabajamos en el taller y nos aportan sus conocimientos. Los especialistas están para ocuparse del tema de la toxicidad y los niveles ideales que nosotros tenemos que usar de diluciones entre otras cosas y nosotros ocuparnos de cómo producir arte con esto y trasmitir estos avances”, continúa Miranda.
Además, la docente de química desarrolla un práctico sobre seguridad e higiene, para trabajar interdisciplinariamente en el aula. “Esto ha sido tomado por el Departamento de Artes Visuales como un hecho de importancia para crear materiales didácticos específicos y protocolos de seguridad en la cátedra”.
El resto del equipo se completa con ayudantes alumnos y adscriptos de Artes Visuales de la Facultad de Artes, quienes según la directora del proyecto “fueron los más interesados en este método, obtuvieron resultados muy interesantes y lo trabajaron en sus licenciaturas. Esto fue un disparador para que las cátedras hoy estén usando los métodos galvánicos, es decir sin electricidad y por corrosión espontánea”.
El método electroquímico
A partir del grave accidente en la Universidad de Río Cuarto en 2008, muchas fueron las áreas que comenzaron a tomar conciencia de los peligros ocultos en las prácticas docentes. De esta manera, se creó una Comisión de Seguridad en la UNC con el objetivo de bajar los riesgos que pudiesen poner en peligro la integridad de las personas. En el caso de la carrera de Grabado, se produjeron cambios en algunas cátedras y con el tiempo se construyó un nuevo edificio de aulas para la carrera de Plástica, previsto con medidas de seguridad e higiene reglamentarias para esta especialidad, el grabado y escultura.
Desde la investigación “Técnicas y Materiales de Grabado. Aproximación al grabado electrolítico”, se empezó a utilizar el grabado galvánico y electrolítico, que consiste en suplantar el uso de ácido nítrico por sales, en el primer caso y sales mas electricidad en el segundo. De este modo no se producen emanaciones y por lo tanto no acarrea complicaciones para la salud humana.
Dice Miranda: “Iniciamos nuestra investigación sobre grabado electrolítico y sobre aquellos materiales que pudieran ser utilizados para bajar los niveles de toxicidad en los talleres de grabado, fundamentalmente en primer año donde uno introduce a los alumnos en las técnicas y materiales, esto fue un disparador para muchas otras cosas, como por ejemplo, darnos cuenta de que trabajamos como artistas no como químicos, es decir que no estábamos usando y concientizando sobre seguridad e higiene todo lo que correspondía. Porque se supone que el taller del artista es algo especial, que nunca va a pasar nada, y nos comenzamos a dar cuenta de que los productos químicos que usábamos comúnmente para limpiar una chapa, como puede ser kerosén, requiere de un guardado y etiquetado especial, tuvimos que aprender cómo se leen o estudian las fichas de seguridad que vienen en los frasco de un producto químico, para ver si tenemos que ponernos máscaras o guantes, o si tiene que estar ventilado el lugar. Estas son cuestiones relacionadas a la práctica cotidiana que son muy necesarias en la institución universitaria. Debemos crear hábitos como docentes y a la vez transmitirlos a los estudiantes, sobre todo teniendo en cuenta que ésta es una materia de primer año y que los ayudantes alumnos y adscriptos son parte del equipo de investigación y propagan estos conocimientos”.
Como consecuencia de esto, Miranda señala que hoy se usa “mucho menos” el ácido y que proyectos de este tipo son “un disparador para dejar de usarlo, por lo menos en la Universidad, porque está bueno que sea aquí donde se dé el puntapié inicial”.
Sin embargo, la preocupación llegó a otros ámbitos artísticos fuera de la UNC, ya que los docentes dictaron cursos de extensión en el que participaron egresados y otras personas interesadas en el tema y se prevé otro para agosto de este año en la Facultad de Artes.
El equipo completo
DIRECTOR: Lic. Adriana Miranda
CO-DIRECCIÓN: Prof. Alejandra Fabiana Hernández
INTEGRANTES: Prof. Elba Torres de Torres, Ingeniero Diego Alejandro Cerutti
Adscriptos: Lic. Laura Pedrerol, Prof. Julia Ahumada, Prof. Soledad Sánchez
Ayudantes Alumnos: Martín Ávila, Iris Dipierri, Lucía Pérez Álvarez