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Entrevista a Francisco Morán | Congreso Internacional “El Caribe en sus Literaturas y Culturas. En el centenario del nacimiento de José Lezama Lima”

Entrevista a Francisco Morán

“El poeta tiene que desaparecer para hacerse otra vez necesario”

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Morán: "Lo cubano se manifiesta en Lezama como algo imposible de definir".

Lo afirma el escritor, profesor universitario y editor de “La Habana Elegante”, revista digital de literatura y cultura cubana, caribeña y latinoamericana. “Los buenos poetas siempre encuentran la manera de regresar”, dice. Morán, además, habla sobre la importancia de Lezama Lima y el Congreso que se desarrolló en Córdoba.

Nacido en La Habana (Cuba) en 1952, Francisco Morán vive desde mediados de la década del 90 en los Estados Unidos, donde es profesor de Literatura Hispanoamericana en la Southern Methodist University de Dallas (Texas).  “No me veo como un exiliado. Yo me sentía exiliado dentro de Cuba. Pero también, de alguna manera, cuando me siento a escribir, el papel en blanco es una especie de exilio, que no significa aislarme del mundo pero sí hay un enclaustramiento en el mismo acto de escribir”, apunta.

“Mi relación con Cuba es que, y aquí voy a citar a Borges, no nos une el amor sino el espanto. Pero el espanto puede unir tanto como el amor y quizás sea una manera de amar. Cuando pienso en Cuba, fundamentalmente son los amigos, son los recuerdos de algún lugar (que no son muchos), unos pocos momentos, que desafortunadamente con el tiempo se irán olvidando, porque no se pueden recordar todos. El olvido viene, eso uno no lo puede evitar”, continúa.

Morán comenzó a dar clases de literatura mundial en 1971 en el instituto pre-universitario “Antón Makarenko” de La Habana. Allí estuvo hasta 1991. Luego de su exilio, trabajó en el Departamento de Español de la Universidad de Nueva Orleáns, desde 1995 hasta 1998. Posteriormente, fue docente en las universidades de Georgetown y Washington y finalmente, desde 2003, es profesor asistente del Departamento de Lenguas Extranjeras de la Southern Methodist University.

Aunque es autor de libros de ensayos y poesía, como “Julián del Casal. O los pliegues del deseo”, “Ecce Homo”, “El cuerpo del delito” (Premio Luis Cernuda, España, 1999) o “Casal a Rebours”, Morán dedica también gran parte de su tiempo a La Habana Elegante (www.habanaelegante.com), una revista digital semestral de literatura y cultura cubana, caribeña, latinoamericana y de estética, de la que es mentor y editor.

– ¿Cómo surge La Habana Elegante?

– Cuando salí de Cuba me llevé conmigo todas las cosas que tenía de Julián del Casal, que es el poeta al que yo me he dedicado a perseguir. Del Casal publicó casi toda su obra en La Habana Elegante, una revista modernista del siglo XIX. Así que fue construir algo que, de alguna manera, mantenga viva la figura de Del Casal. No es la misma revista por supuesto, por eso yo la llamo segunda época. En principio la revista está dedicada a Casal, está dedicada a la poesía y sobre todo a los poetas que nos reuníamos en la sociedad de Reina María Rodríguez, en los que participaban Pedro Marqués de Armas, Ismael González Castañer, Víctor Fowler y Antonio Ponte, entre otros. La idea de la revista era reinventar la ciudad y traer de vuelta nuevas miradas sobre la ciudad, pero el proyecto creció. Entonces, lo que sucedió fue que lo que empezó siendo una revista específicamente sobre Cuba, sobre La Habana y sobre Casal, hoy es una revista de estudios latinoamericanos. No ha perdido eso, pero ya es una revista de literatura, cultura y de creación, porque tenemos escritores invitados en cada número, tenemos un artista invitado que diseña la portada.

– ¿Cómo se manifiesta “lo latinoamericano” en la literatura?

– Cuando digo lo latinoamericano me refiero a, para ponerlo en términos muy simples, escritores, obras y preocupaciones latinoamericanas, pero no estoy preocupado por tener una idea clara de que es “lo latinoamericano”, ni creo que se pueda lograr. América Latina es la heterogeneidad por excelencia, es la mezcla de las más diversas culturas. Hay muchas cosas en común, pero también hay diferencias. Y algo parecido a “Nuestra América” es cuando sucede un congreso como este, de encontrarme con amigos o conocer nueva gente. Es un gran espacio de comunicación y por eso es importante mantenerlo vivo. Pero yo no tengo la idea de Martí, de Nuestra América.

– ¿Por qué le parece importante que se realice este congreso en Argentina?

– Entre otras cosas porque si hay un país con una rica historia cultural, intelectual y literaria es Argentina. Indudablemente también ha habido intercambios en el pasado entre escritores y obras. Borges es admirado prácticamente en casi toda América Latina. También el hecho de que, a través de un encuentro como este, no solamente es América Latina en general sino la particularización en el área de Caribe. Eso es algo que muchas veces falta en las temáticas de los congresos. No abundan los congresos enfocados al Caribe, entonces me parece una excelente idea.

– ¿Cree que la literatura del Caribe tiene ciertas particularidades que la caracterizan?

– Si nos ponemos a buscar que es lo que caracterizaría a la literatura caribeña, no creo que sea posible llegar a una conclusión definitiva. No dudo que todos los escritores tuvieran elementos de contacto, pero también grandes diferencias. Además, no sólo es el Caribe como zona geográfica y cultural, sino también que ese Caribe está formado por diferentes etapas. Porque una vez que tú cierras las fronteras de lo que puede ser o lo que no es caribeño, ahí ya estás reproduciendo los mismos modelos que nosotros quisiéramos desafiar.

– ¿Y cuál es la trascendencia de la figura de Lezama Lima para dedicarle un congreso literario?

– No todos los años celebramos un centenario y Lezama es uno de los autores más importantes de Latinoamérica. Pasar por alto este centenario me hubiera dado tristeza. Se justifica porque permite un nuevo acercamiento, una nueva valoración de Lezama. Porque, además, Lezama es un escritor que tuvo un papel latinoamericano muy fuerte. Está muy relacionado con el Caribe. Es inseparable de la experiencia de vivir en el Caribe. A pesar de que lo cubano, por supuesto, fue importante para Lezama, él de alguna manera pasa por encima de eso. Lezama no define lo cubano. Precisamente lo cubano se manifiesta en Lezama como algo imposible de definir.

– Además usted se dedicó a estudiar un poeta que no es reconocido totalmente por el gran público. ¿Quién fue Julián del Casal?

– Casal fue el poeta que el canon oficial cubano condenó al margen. Fue siempre reconocido como un gran poeta, pero en la comparación con Martí fue dejado al margen. Casal no ha dejado huella: ha desaparecido. ¿Cuál ha sido la consecuencia? Los poetas cubanos lo han perseguido y lo han buscado, porque Casal ha sabido hacerse desear. Quizás beneficie o sea parte de la experiencia misma de la poesía que el poeta tenga que desaparecer para hacerse otra vez necesario. Por eso, a los buenos poetas, no importa cuan fuerte los desplace el mercado u otro tipo de estrategias, encuentran la manera de regresar.

– En ese sentido, ¿le parece que el mercado editorial considera a la poesía un género menor?

– Es cierto que el mercado ha tenido un papel importante en promover la narrativa y, de hecho, eso lo notas cuando vas a una librería y buscas a un poeta en particular y te encuentras con que no está ahí. O encuentras una pequeña selección. Siempre fue bastante común decir que la poesía era de elites y el mercado (y quizás la literatura)  no le han obligado nada a la poesía.

Sin embargo, algo que sí he notado es que hay una abundante producción de publicaciones de poetas jóvenes, muchos de los cuales son muy buenos. Entonces, parece ser que sí hay un interés todavía en la poesía. Lo que me extraña es que no haya el mismo interés en los poetas que uno siempre quiere recuperar: Rilke o Verlaine. Neruda siempre va a estar ahí, pero no ocurre eso con todos. Yo creo que de alguna manera o de otra esos poetas, quizás porque no están ahí, están disponibles, van a ser perseguidos, van a ser buscados, van a ser deseados, y eso los va a mantener de alguna manera vivos en la tradición literaria.

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